martes, 5 de agosto de 2008

OTROS FACTORES

Factores antes del parto y durante la lactancia. Se ha asociado un bajo peso al nacer y en el útero con la enfermedad cardiaca tardía en unos cuantos estudios. Algunos sugieren, no obstante, que esto puede simplemente reflejar una mala alimentación de la madre, lo que parece afectar al riesgo a largo plazo.

Un estudio británico de 2000 reafirmó la idea de que el parto prematuro u otros acontecimientos tempranos tienen más adelante pocos efectos importantes sobre el riesgo de enfermedad cardiaca.

Diferencias estacionales. Se producen más muertes por enfermedad cardiaca en diciembre y enero, y menos en verano. Aunque las temperaturas más bajas y el quitar la nieve pueden tener importancia en algunos casos, se conocen más muertes de invierno en regiones cálidas. Se ha apuntado también que el estrés de las vacaciones o menos horas de luz solar pueden ser otras razones de estos índices más elevados de muertes en invierno.

Hierro. Los niveles elevados de hierro en la dieta pueden ser un factor importante en el proceso de formación de la ateroesclerosis.

Características físicas. Se ha asociado en hombres blancos, la calvicie con patrón masculino, tener vello en los canales auditivos, y tener los lóbulos de las orejas grandes con un riesgo mayor de enfermedad cardiaca. (En hombres afroamericanos sólo se ha establecido relación con tener grandes los lóbulos de las orejas).

Ronquidos y apnea del sueño. Un estudio realizado en el 2000 informaba de un leve aumento en la enfermedad cardiaca en mujeres que roncaban habitualmente, independientemente de si sufrían sobrepeso o tenían otros factores de riesgo cardiaco. Roncar es un síntoma común de la apnea obstructiva del sueño. En este trastorno, los tejidos de la parte superior de la garganta, la colapsan a intervalos durante el sueño, bloqueando el paso del aire. La apnea del sueño es un factor de riesgo conocido para la hipertensión arterial y está muy asociado con la obesidad. Pero puede contribuir a la enfermedad cardiaca a través de otras acciones también. Por ejemplo, durante la noche, la apnea se ha asociado con una mayor incidencia de isquemia (suministro reducido de sangre rica en oxígeno) y por la mañana con sangre "más espesa" (aumentando el riesgo de coagulación sanguínea).

Polución ambiental. Datos muy preliminares sugieren que las partículas del humo pueden cambiar la frecuencia cardíaca de forma imperceptible, lo suficiente como para suponer una amenaza en personas con enfermedad cardíaca avanzada.

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